lunes, 10 de marzo de 2014

Heridas invisibles.

HERIDAS INVISIBLES.


¡Que no te pongas eso! , ¡Quédate aquí! , ¿Con quien hablas? , ¡cállate!, ¡ Me tienes harto! , seguramente estás leyendo esto justo con la entonación correcta, si los signos de exclamación no aparecieran sabrías que es violencia verbal de cualquier forma , y es que aunque la violencia no deja cicatrices esta te marca igual que un golpe.
Créeme, cuando te alzan la voz no lo hacen porque te quieren , tu “príncipe azul” no tiene derecho a tornarse de otro color solo porque no le gusta la blusa de encaje rosa que traes puesta.

Prepotencia se vuelve la palabra preferida del agresor cuando de humillar se trata y es que un villano es poco para describir eso en lo que se convierte tu gran amor cuando alguien te voltea a ver. 
Si el tono con el que te grita  ofende tuviera un color , apuesto que seria negro y si tuviera forma sería como dardos que van directamente a atravesar tu autoestima que ya de por si esta perforada.

Un golpe puede marcar tus labios rojos o tus mejillas ruborizadas , pero una palabra te maltrata y desgasta el alma, y si tu vives cegada por el amor de un mes y no te das cuenta de que eso que jura gritarte con amor NO es por tu bien estamos en serios problemas.  Y aun peor que  los gritos del “¡príncipe azul!” está el que como víctima te saltes esas MUESTRAS DE CARIÑO y no aceptes que esos celos y ese tono en el que te dicen ¡Quédate aquí! son el verdadero problema en el que la única solución es bajar el telón del mundo color de rosa y decidas hacer las maletas para emprender el viaje .

Con frecuencia vemos que “la prima de una amiga” deja de salir, se viste de manera distinta, adopta otro carácter y ya ni siquiera  se pinta  las pestañas, como por arte de magia el amor de su vida la convierte en una persona totalmente distinta.


¿Hasta que punto piensas esperar para darte cuenta de que ese monstruo te esta jalando a su cueva?

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